En la era de la economía digital, cada transacción con tarjeta se ha vuelto parte de nuestra vida diaria. Sin embargo, detrás de la comodidad existe el riesgo de sufrir un delito que afecta la estabilidad financiera y la confianza de millones de personas.
Reconocer las señales de fraude y adoptar prácticas seguras es fundamental para proteger tu patrimonio y tranquilidad.
El fraude con tarjetas implica el uso no autorizado de tarjetas de crédito o débito, ya sea a través de robo físico, pérdida, clonación o el hackeo de datos electrónicos.
Esta modalidad es el tipo de robo de identidad más frecuente y genera consecuencias como cancelaciones de operaciones y pérdida de confianza en los comercios.
Los números recientes revelan un panorama alarmante. En 2023, 671,352 usuarios reportaron incidentes de fraude con tarjetas, un aumento del 117% respecto al año anterior.
Además, el monto defraudado ascendió a 243,198 millones de dólares, un 123% más alto que en 2022. En México, el 30.8% de las compras electrónicas autorizadas en 2024 se realizaron con tarjeta de crédito, mientras que el 69.2% con débito.
En algunas zonas, hasta el 80% de los casos se concentran en una sola cuadra, evidenciando patrones organizados para maximizar ganancias.
Los delincuentes utilizan dispositivos skimmer, que pueden ser manuales o electrónicos, instalados en cajeros automáticos y terminales de punto de venta.
También circulan tutoriales en internet que enseñan a explotar sistemas bancarios para solicitar devoluciones fraudulentas.
Además, se ha observado una modificación en la cadena de suministro de datos, donde se priorizan objetivos que ofrecen retornos inmediatos y de mayor magnitud.
La normativa vigente establece que el banco emisor debe abonar al titular hasta 35 UF dentro de los primeros cinco días hábiles tras el aviso de fraude. Cualquier monto adicional debe pagarse en un plazo de siete días hábiles.
Desde la notificación, el banco es responsable de operaciones realizadas hasta 120 días antes de esa fecha. Algunas instituciones pueden demandar a clientes si detectan patrones de fraude sistematizado.
Para 2025, se espera un auge en el uso de inteligencia artificial por parte de los ciberdelincuentes, quienes desarrollarán ataques más dirigidos y personalizados.
Los bancos están respondiendo con algoritmos de aprendizaje automático que mejoran la precisión en la detección de anomalías, minimizando falsos positivos.
En promedio, entre el 0.13% y el 0.27% de las transacciones electrónicas se reportan como disputadas o fraudulentas. Aunque estos porcentajes parecen bajos, suponen un volumen económico significativo dado el masivo uso de tarjetas.
El fraude con tarjetas es un desafío en constante evolución que requiere un compromiso activo de usuarios y bancos para mitigarlo.
Adoptar robustas medidas de seguridad digital y estar siempre alerta ante señales sospechosas puede marcar la diferencia entre una transacción segura y un incidente costoso.
Siguiendo estas recomendaciones, fortalecerás tu protección financiera y contribuirás a crear un ecosistema de pagos más confiable y seguro para todos.
Referencias